¡8 meses de casa nueva! Cambiar de vida en pandemia

Si hay una frase que se oye ya a las puertas de febrero es el «madre mía es que parece increíble que llevemos ya un año con esto» y realmente ha sido un año que ha pasado volando, y no será por falta de emociones, para nosotras ha sido el año que comprábamos una casa, que nos mudábamos a la otra punta del país, que la peque empezaba el cole y que para rematar yo he conseguido trabajo.

El confinamiento en plena ciudad, en un piso antiguo y sin un balcón ni ventana a la calle a la que asomarnos fue muy duro, y en esos momentos te das cuenta de lo importante que es estar a gusto en el espacio en el que vivimos. ¡Qué diferente habría sido todo confinados aquí!

En nuestro caso la movilidad y el teletrabajo nos ha permitido irnos, pero de habernos quedado habríamos optado por hacer reformas integrales en Barcelona y mejorar ahí sin duda nuestra calidad de vida. Yo tengo que reconocer que los 8 años que he estado en un piso en poble sec siempre ha sido pensando en que era un lugar de transición. Fue un piso en el que entramos siendo dos y salimos siendo cuatro, con una habitación de invitados que terminó convertida a trastero y donde en todos estos años no colgué ni cortinas. Muchas amigas que se han quedado se que van a reformar casas en Barcelona, o que se han mudado también a lugares más nuevos y espaciosos.

¿Qué hemos visto que necesitamos en nuestra casa?

Ahora hemos aprendido que necesitamos un espacio cómodo y luminoso para trabajar, que no vale el portátil en el sofá porque en una jornada de verdad te falta espacio y ya no sabes ni como colocarte. Que mi lugar de trabajo no puede estar aislado de la casa porque si hay que cuidar de las niñas es mucho mejor que estén jugando en un espacio amplio. Que necesitaba una mesa comedor gigante que hace las funciones de escritorio en el salón a tener que entretenerlas cerca en el espacio reducido de un despacho con cualquier cosa, imposible sobre todo a la pequeña.

Quiero compartir con las niñas los momentos de cocina, que puedan hacerlo conmigo o con su padre, pero tenerlas cercas. La cocina abierta como parte del salón ha sido una gran decisión y las hace participar más de las preparaciones, y hasta comen mejor. Otras veces simplemente me permite poder vivir multitarea con ellas…

También ellas merecen su espacio, y la mayor que ya mismo entra en la preadolescencia, con la diferencia de edad que tiene su hermana, necesita un lugar del que no le toquen sus cosas, en el que sentarse a hacer los deberes o estudiar, o pueda estar dibujando y creando tranquilamente que en realidad es lo que más le gusta.

Nos queda mucho por hacer, por decorar, por montar y por planificar, y ahora tenemos el espacio ideal para hacerlo.

Haciendo balance del cambio

Hacía tiempo que no dejaba cosas personales en el blog, que en realidad empezó así, como diario, con las cartas a mi mayor ocho años atrás. Pero decir que el cambio ha traído muchas cosas buenas y algunas complicadas. El cambio es difícil, adaptarse a una escuela nueva, en estar circunstancias no está siendo fácil, pero tanto la mayor como yo tenemos que ir encontrando nuestro espacio, porque somos quien más conexiones teníamos allí y poco a poco seguro que creamos nuevas.

La pequeña es como si hubiera vivido aquí toda la vida, los 3 años son maravillosos, se ha adaptado y estoy segura que ella no recordará muchas cosas del año que vivió con mascarilla ni de cómo era su vida antes de eso.

Pero si algo tengo claro es la importancia de invertir en el espacio que habitamos, y que cumpla nuestras necesidades reales, algo que ha resultado ser básico y que me ha dado una tranquilidad interior que hacía tiempo que no tenía.

 

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