Echando la vista atrás -y hasta leyéndome a mí misma en el blog hace 7 años- si algo tengo claro es que como padres y madres no estamos nada preparadas para lo que se nos venía encima con esto de la crianza, porque a no ser que estés ya embarazada, que te apasionen las criaturas o que tengas una en los brazos, no son temas sobre los que una se forma. Todo nos venía de nuevo, tomamos muchas decisiones equivocadas, muchas acertadas, dimos unos cuantos tumbos y, como no, al final, nos acabamos decantando por una corriente o un estilo de crianza más afín a nuestra forma de entender la maternidad.
En mi caso pronto nos alejamos del sistema más tradicional y descubrimos la escoleta para la mayor, y las pedagogías alternativas. Con ella Montessori, que fue algo que me fascinó, y que adaptamos a nuestra manera en todo lo que pudimos.
Con la segunda hija me quise formar más, y pude poner en práctica muchas de las cosas que había aprendido -ya tarde- con la mayor, porque si algo es muy importante en todas estos estilos de crianza, ya sea Montessori, Waldorf o Pikler, es la primera infancia. La etapa de 0-3, con todos los hitos del desarrollo que tienen que adquirir. El cómo acompañamos, facilitando y permitiendo a las criaturas avanzar a su ritmo y hacia la autonomía es clave.
Pedagogías alternativas. Más allá de los materiales
Muchas veces, y sobretodo en este mundo de redes sociales de quien escribimos o leemos blogs, parece que lo más importante es tener el arcoiris de turno, la tabla curva o la torre de aprendizaje, pero la parte mucho más importante es la de la educación emocional, la importancia de garantizar relaciones afectivas estables y significativas entre adultas y criaturas, las potencialidades de aprendizaje del cerebro y las bases científicas y neurocientíficas que validan la Educación Montessori, que van mucho más allá del material que esté usando.
Si el niño o la niña experimenta la felicidad de conseguir cosas por sí misma, tomar decisiones en un ambiente ordenado que promueve la autonomía, da igual si lo que está apilando/cogiendo/montando es de madera con tinte ecológico o de plástico del Lidl.
Mucho más importante es conocer la filosofía que hay detrás, saber como adultas promover y preparar esos ambientes y sobretodo tener la seguridad de que lo estamos haciendo bien y se están sentando las bases del aprendizaje y de la estabilidad emocional de las criaturas.
Formación Montessori 0-3 ¿También para familias?
Hay muchas formaciones, blogs y libros sobre los que os podéis informar sobre Montessori, tanto si tenéis una criatura en esta edad como si estáis en un entorno lúdico o educativo con primera infancia, la titulación de Guía Montessori IMI 0-3 años “Comunidad Infantil”, expedido por International Montessori Institute es una gran fuente de información y conocimiento.
Personalmente ya no solo por mi peque, que está a punto de salir de esa etapa, es que entre las dos niñas, y el haber formado parte activa de los proyectos y grupos de crianza me ha hecho apasionarme aún más por esta etapa y pensar en que me encantaría dedicarme ahora que tengo una casa con espacio maravilloso para ello, a ser madre de día.
¡Ya os iré contando si lo consigo!