Intimina, nuestra experiencia…

Y ahí estaba, tanto leer de copas menstruales que me he lanzado a probarla, y no las tenía para nada todas conmigo, pero ya no solo por las maravillas que se leen, es que el ahorro me parece muy significativo, al igual que la misma conciencia medioambiental que me llevó a los pañales de tela, no podía permitir ese derroche mes tras mes de productos de higiene femenina.

Y ahora, si eres una persona aprensiva, mejor no sigas leyendo.Y os he avisado, porque quiero hablaros de sangre, de fluidos y de todas esas cosas que parece que son aberracione a ocultar más que un hecho natural que nos ocurre prácticamente a todas las mujeres durante unos cuantos años de vida. Unos 400 períodos, unos 8000 tampones/compresas que hace que cada una de nosotras contribuya al número global de 13700 compresas y tampones desechables tirados en el mundo cada segundo, y tardan hasta 500 años en degradarse.

¿Os acordáis cuando íbamos al baño sin el móvil? ¿Cuántas veces os habéis leído el folleto del paquete de tampones? ¿Os acordáis leer sobre el SST? Sabéis que el algodón, como producto agrícola, puede haber estado expuesto a substancias químicas, pesticidas… que queden presentes en los tampones y que estos pueden ser absorbidos por la mucosa vaginal? En realidad si buscáis información sobre los peligros de los tampones hay unos cuantos, que tampoco hay que ser alarmistas, pero oye, una cosa menos que usar tampoco pasa nada.

Total, que entre el gasto económico, la contaminación, los posibles efectos secundários… ¿Por qué no abrazar una alternativa?

Pues porque la regla no huele a nubes, porque cuando te viene a visitar tu menstruación no es una señora pulcramente vestida de rojo. La regla mancha, es sangre goteando, son coágulos que vas a ver y puede que hasta tocar.

Necesitas un grifo cerca, si estás fuera de casa te recomiendo buscar los baños de minusválidos.

Si estás en casa con tu hija de tres años que por supuesto no se separa de ti cuando tienes que ir al baño, prepárate para responder a muchísimas preguntas y a explicarle porque no hace falta que traiga una tirita para ponerte en la vulva.

Y no tiene aplicador, la mano entrará y saldrá de tu vagina, tu vagina y su menstruación, aunque también es cierto que con la práctica cada vez te mancharas menos.

Claro que, después de parir, realmente el nivel de impresionabilidad hacia la sangre y lo que ocurre en mis partes bajas ha cambiado radicalmente.

Así que si no eres asquerosa para esas cosas, la copa menstrual es lo tuyo. Y porque sin duda las ventajas superan enormemente a los inconvenientes.

Ventajas: Más barato, más ecológico, hipoalergénica y sin efectos secundarios, la puedes llevar hasta 12 horas, ni lo notas ni lo notan (no como el tampón que digan lo que digan, el hilo está ahí), cómoda y sin escapes.

Inconvenientes: Te vas a manchar las manos de regla.

Como todo requiere de práctica, y aunque el primer mes creáis que no os habéis hecho con el tema, dadle una segunda oportunidad, os aseguro que la cosa va cambiando, y que incluso al tercero incluso podeis meter y sacar sin mancharos.

¿Qué copa menstrual comprar? Personalmente os recomiendo La Lily cup, yo ya había probado otros productos de su marca como las bolas Kegel para ejercicios y me pareció una buena opción.

Tienen varios tamaños, y una opción «Compact» ideal para llevar en el bolso que se plega y se puede tener de recambio o para guardar fácilmente y lavar en casa si nos pilla muchas horas fuera de casa. Y la normal en dos tamaños. La textura es extremadamente suave y flexible, y colocarla es muy fácil, se doblan sobre si mismas hasta tener el tamaño de un tampón y solo hay que introducirlas.

El precio de una copa menstrual ronda los 30 euros, las podéis comprar directamente en su web más baratas que en las farmácias y allí también ver todas las explicaciones sobre su uso y cuidado.

¿Os animáis al cambio? Yo ya no vuelvo atrás!